jueves, 26 de diciembre de 2013

=LIZ=

Había pasado un tiempo desde que había empezado a buscar a Will. Hasta que al final descubrí que se habían mudado desde la última vez que estuve en Londres.
Encontré la casa de Will y sentí mi corazón acelerarse y temblar a mis piernas. Cogí aire mientras creía que el corazón se me iba a salir del pecho. Abrí la verja y fui caminando lentamente hasta las escaleras, las subí despacio y llamé a la puerta. El estómago se me estaba encogiendo, la puerta se abrió y Will salió a la entrada. Sin darme cuenta estaba en sus brazos apretandome a él como si la vida me fuera en ello.
-Estás bien, estás bien- repetía una y otra vez en voz baja.
Will me apartó.
-Er...perdona, ¿te conozco?
Me quedé con la boca abierta.
-¿Co-como?-tartamudeé.
Miré a la ventana que había al lado de la puerta,  me reflejaba, forcé la vista y la vi,  allí estaba Will y...otra chica, con el pelo castaño claro y los ojos marrones,  era muy guapa. Lo comprendí y empecé a pensar en un plan para despedazar lentamente a Eve.
-Oh...perdona creo...que me he confundido-dije casi en blanco ¿y ahora? ¿que hacía?  ¿irme sin más?
Una mujer de cabello canoso entró por la puerta.
-¿Ocurre algo, William?
Will la miró y sonrió.
-No, mamá, es una compañera de clase, se llama eh...-me miró buscando una respuesta.
-Adrianna, Adrianna Bassi, vengo de intercambio de Italia,  encantada de conocerla.-le dediqué una sonrisa cariñosa.
-Oh...y ¿Qué querías?
-Es un trabajo de clase, mamá- dijo Will- Por favor, pasa- me dijo.
Entré en la casa callada, no sabia que hacer, me habían engañado.  Will me guió hasta su habitación,  me hizo pasar y cerró la puerta. Me senté en una silla en el escritorio,  con la mirada perdida. Will se puso de rodillas a mi lado, apoyándose en mis piernas y cogiéndome las manos. Por dios, me había tomado por una loca, se estaba copadeciendo de mí, tratándome como a una enferma metal.
-¿Te encuentras bien? ¿Donde está tu familia?
Will me miraba con compasión, como a una loca, genial.
-Oh...eh...-negué con la cabeza,  pues las palabras no me salían.
Él me acarició la mano y yo le solté.
-¿Crees....qu-que estoy...loca?- le pregunté.
-Por supuesto que no- respondió sonriendo.
-¿Y por qué me has dejado pasar?
Will calló.
-Crees que estoy loca -sentencié.
-Loca no es malo.
-Para muchos si.
-Para mí no.
-Para los demás si.
Desvíe la mirada y el alma se me cayó a los pies, sobre el escritorio había una foto nuestra, de Liz y Will a los catorce años. Unos niños con la carita aún un poco redondita, la niña no sonreía,   el niño en cambio sí lo hacía. Me fijé,  sí,  la niña sí sonreía y miraba de reojo al niño.  Sentí ganas de llorar, antes todo era diferente,  era feliz con la vida que tenia.
-Es una amiga- dijo Will haciéndome volver al mundo real.
-Parece muy aburrida y sosa.
-Puede parecerlo pero en realidad es la mejor persona que he conocido.
<<Quizá es que no has conocido a suficientes personas>> pensé pero no fui capaz de decirlo.
-Siento que me hayas tenido que meter en tu casa, ahora mismo me voy- dije mirándolo. Me fuí a levantar pero el me retuvo.
-No, me caes bien ¿te puedo llamar Adri? 
Yo asentí.
-Gracias.
-Bueno, si vamos a ser amigos tienes que contarme cosas de ti.
-Vale. Pues me gusta el az...-recordé que no podía ser Liz, ahora era Adri- el verde, el verde, me gustan los gatos y la nieve. Te toca.
-Me gusta el azul, el mar y hacer sonreir a los demás.
Luego estuvimos una hora contandonos gustos y experiencias, las mías,  inventadas. En medio del cuestionario la madre de Will entró diciendo que ella y el padre irían a comprar.
-¿Ya somos amigos?-dije al fin.
-Claro.
Will se levantó, miró por la ventana y luego sonrió.  


-¿Te gustaba la nieve no?
-Si- me levanté yo también pero no me dejó verlo. Me cogió la mano y bajamos corriendo las escaleras hasta el patio de atrás. La nieve estaba cayendo y el suelo se había llenado con un manto blanco, me quedé maravillada, hasta que sentí un frío helador en la espalda,  me giré y vi a Will en posición de tirar una bola de nieve. Sonrió y yo me agaché, cogí una bola gigante y se la tiré,  empecé a reirme. Will había caído al suelo y se levantó,  cogió dos bolas y estuvimos haciendo una batalla de bolas durante unas dos horas, cada uno tenia su fuerte de nieve. Al final salté mi fuerte y fui corriendo hasta él, que estaba a punto de dispararme, salió de la nada tan de repente que me choqué con él y los dos caímos al suelo. Will estaba a medio centímetro de mí y mi corazón me pidió que lo besara,  que le dijera la verdad,  mi boca se acercó más a él y Will no se movió, había cerrado los ojos ¿esperaba que lo besara? Si solo lo conocía desde hace un día,  quiero decir, solo conocía a Adri desde hace unas horas. Luché contra mi voluntad y me levanté.
-Creo que es hora de irme,  además estoy empapada y necesito cambiarme antes de que coja algún resfriado o algo peor.
-Te acompaño a casa.
-No hace falta.
-Insisto.
-Haz lo que quieras.
-Pero antes tienes que cambiarte- dijo Will en voz baja.
-No es necesario.
-Si no te cambias claro que cogerás algo.
Acepté. Los dos fuimos a la habitación de Will, la ropa de su madre me quedaría muy grande, así que cogió de su propio armario un jersey negro, unos vaqueros y una chaqueta de cuero. Salió de la habitación cerrando la puerta y dejándome intimidad para cambiarme. Me quité mi jersey empapado y lo doblé en un lado, me puse el jersey negro, me quité los pantalones chorreantes y fuí a coger los de Will pero se me cayeron debajo de su cama, me agaché para cogerlos pero mi brazo no llegaba. Entonces la puerta se abrió.
-Por cier...-Will se quedó callado y rojo como un tomate,  le miré y me di cuenta de que estaba en una posición en la que se me veía todo y marcaba todo, me dí la vuelta corriendo y el jersey tapó hasta hasta mis muslos.
-¿Qué decías?-dije ruborizada.
-Debería haber llamado- murmuró Will con la mirada fija. Meneó la cabeza- digo que podrías cenar ya aquí.
-Oh no quiero ser molestia.
-No lo eres -ahora Will miraba a todos lados menos a mí.
-Está bien.
Will cerró la puerta corriendo,  y yo metí la pierna debajo de la cama y conseguí sacar los vaqueros, me los puse y luego las botas. La verdad es que me quedaban muy bien.
Al rato cuando llegaron los padres de Will cenamos, después el chico me acompañó hasta la posada donde dormía y me dijo que si quería dormir en su casa, que no pasaba nada.
-No quiero tu compasión,  creerás que estoy loca y soy pobre pero no quiero tu compasión.
-No te compadezco, te intento ayudar.
-Oh..gracias.
-¿Hasta mañana?
-Hasta mañana...gracias por todo.
-De nada, adiós.
Will se fue y esa noche dormí perfectamente.
Pasó el tiempo y ya era navidad,  me negué a dejar a Will,  nadie me esperaba en Italia, Aarón estaba con Eve,  seguramente nadie me echaba en falta y además,  todo era más fácil con Will. Una mujer entró en mi cuarto diciendo que tenía una llamada para mí, sabía que era de Will.
Bajé corriendo.
-¿Si?- dije en seguida.
-Esta noche es Navidad...¿quieres cenar con nosotros?
-Me haría mucha ilusión...¿seguro que quieres que vaya?
-Claro que sí.
-Pues mil gracias,  allí estaré.
-Vale, a las seis, acuérdate.
-Allí estaré.
Me arreglé,  no había encontrado el modo de volver a ser yo pero tampoco lo quería.
Era mucho más fácil ser alguien más, alguien sin impotancia.
No me gustaban los vestidos, pero Will me había regalado uno verde y blanco precioso. Me lo puse y me miré al espejo, viéndome a mí,  no a Adri,  aunque estaba aficionándome a ser la chica italiana  desorientada y sin familia que  vivía en una posada. Ya era la hora y estaba anocheciendo. Fuí corriendo hasta casa de Will, llamé a la puerta y el apareció, estaba radiante y con una sonrisa deslumbrante. Tuve que retener las ganas de besarlo.
-Te estábamos esperando.
Sonreí y pasé dentro, Will me cogió de la mano y me llevó al comedor, estaba Mary, la madre de Will, John, el padre, Susan, la tía, Arthur, el tío y Sarah, su prima. Todos eran lindos y amables,  ya los había visto en otras ocasiones.
Will me puso una estrella en la mano y me susurró al oído.
-Solo una estrella puede poner a otra.
Sonreí y me dirigí al gran árbol,  no llegaba asi que Will me subió a caballito de imprevisto,  solté una carcajada y puse la estrella. Bajé y le miré.
-Muchas gracias a todos.
Cenamos y reímos,  contamos chistes. Después Will me llevó al patio, a pesar de que estábamos a muy bajas temperaturas,  no tenia frío. Will señaló hacia arriba, colgado de el techo del porche, había muérdago. Will sonrió y yo le devolví la sonrisa.
Sabía la tradición, y quise besarlo, pero luego me di cuenta de lo que pasaba, se había enamorado de Adri, y Adri no existía. Will me besó y yo lo acepté, se lo devolví pero luego me aparté.
-No puedo- dije.
-¿Por qué?
-Es que...no soy quien crees.
-Eres Adri, mi mejor amiga, y te amo.
-No, no, estoy loca, no puedes ser mi amigo -al final el tema de que estuviera loca me vino bien- en cualquier momento seré agresiva, te olvidaré,  te haré daño. Mis alucinaciones harán que te pase cualquier cosa.
Will me cogió por los hombros.
-Yo estaré ahí para recordarte quien soy, y para que no te sientas sola.
-No, William,  no lo entiendes.
Salí corriendo, lo había vuelto a hacer,  había vuelto ha hacerle daño,  solo pensaba en mi misma. Tropecé en los escalones del porche delantero y seguí corriendo.
<<Feliz Navidad, Will>>pensé.

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