domingo, 18 de agosto de 2013

EVE

Mike me llevo a una sala enorme y vacía, como un gimnasio o un pabellón.

-¿Y bien? 


-Bueno, piensa en algo que te moleste, y invoca al viento, y para empezar... eso.

-Vale- dije no muy convencida.

Pensé en todas las tragedias que había pasado, desde tormentas hasta tsunamis, y note como una leve brisa me alborotaba el pelo.

-No... no me sale, no lo entiendo.

-Es muy simple, siempre has utilizado tu poder en momentos críticos, y de necesidad, vamos a probar de otra forma, cierra los ojos e imagínate volando, te gusta volar, lo necesitas, estas volando, sientes el viento en la cara, y te encanta esa sensación- el también había cerrado los ojos- bien, lo estas consiguiendo, abre los ojos.

Los abrí y me vi a varios metros sobre el cielo, lo había conseguido. Estaba abrumada por la sensación de volar, tanto, que me descentré y no me di cuenta hasta que note un agudo dolor en la pierna. Mike vino corriendo hacia mí. 
Y me quiso llevar a un hospital, pero no le deje. Me acaricie el tobillo roto, y inmediatamente me dejo de doler, me levante, y lo volví a intentar, decidida a lograr controlar el poder que lleva amargándome la vida los ultimo años.

Volví a intentarlo y lo conseguí, después de un rato repitiendo esto, probé a invocar el viento, primero como una pequeña brisita, luego una corriente de aire mas fuerte, Mike me miro con una agradable sonrisa en la cara, quería seguir pero estaba muy cansada y decidí parar por ahora.

Se lo dije a Mike y entré en la casa, pase por la cocina y me cogí un mosto, subiendo las escaleras para mi habitación, al menos la que me han dejado por ahora, me encontré con Flynn, me miró extrañado y supuse que no sabia lo que habíamos hecho, no quería ocultarle nada, y no me parecía algo grave, así que se lo conté.

-He estado practicando con Mike, para controlar mi poder, ya puedo volar, y crear unas pequeñas brisas, pero me cansa mucho, así que me voy a mi habitación-le dije con voz cortante, y subí corriendo, al llegar a mi habitación me quite los zapatos y la ropa, y me puse un pijama fresco, abrí la cama y literalmente me tire encima, entonces me di cuenta de algo, al caerme e ir a ver la herida, antes incluso de verla, note un hormigueo en la piel, y poco a poco dejo de dolerme, era muy extraño, y pensaba averiguar a que se debía, pero estaba demasiado cansada para pensar con claridad, así que decidí dormir un poco, o intentarlo, ya que tengo insomnio, y mañana veré la cosas mejor.

Estaba oscuro, y hacia frió, fue lo primero que noté, abrí los ojos y les vi, a mi familia a todos, eramos una familia numerosa, mi madre Haven, mi padre, Jude, mi hermano pequeño Austin, mis hermanas gemelas, también pequeñas Romy y Rayne y mi mejor amiga, que vivía con nosotros Riley, a Rayne la mataron pensando que era yo ya que se parece mucho a mi, igual que Romy, mis padres la yendo junto a Romy y Austin en el coche, cayeron a un rió y murieron ahogados, ya que alguien había roto el freno, y Riley,  Riley desapareció, no he vuelto a verla desde hace cinco años, soñé con ellos, con los pocos recuerdos que tengo agradables de cuando tenia tres años, y así dormí, el resto de la noche, hasta que me desperté por la mañana.

Mi madre era pelirroja, como yo rojo intenso, pelo largo y liso, alta, pálida, delgada, mi padre tenia el pelo negro, rizado y corto, alto y algo rellenito, como un osito, mi hermano pequeño era castaño, con el pelo corto y liso, muy mono tendría 14 años ahora, era de rostro alegre, muy risueño, alto y delgado, mis hermanas gemelas, idénticas a mi, excepto en el pelo, marrón, y están muy morenas, yo antes lo estaba, ya no, tenían un flequillo recto y el pelo largo y ondulado, Riley era de mi edad, con el pelo rubio, muy largo y completamente liso, era delgada, y de altura media, ese sueño era bonito, pero me los había recordado, me levanté y vi las sabanas revueltas, me suele pasar, me vestí, y baje a desayunar, termine enseguida, y me fui corriendo al pabellón para practicar.

Mike no estaba, así que decidí empezar por mi misma, pero no conseguí nada mas que una leve brisa, después de horas intentándolo, conseguir volar mas o menos a un metro de altura, pero me caí enseguida, sentí un dolor punzante en el tobillo, y esta vez no se pasó, así que decidí seguir con las brisas mientras pasaban horas y horas, estaba agotada, me ardía la cara y me dolía mucho el tobillo, también tenía hambre, así que llegue cojeando a la cocina, y cogí algo, al sentarme pensé en que a pesar de todo, echaba de menos a Liz, sobretodo ahora que podría decirse que eramos amigas, cuando terminé, me arrastré por las escaleras, Flynn me vio y me cogió en brazos, pese a mis intentos por evitarlo, me llevo junto a su sala de "enfermería" y me curó un poco el tobillo, aunque le dijese que no pasaba nada, cuando terminó me sentí mucho mejor y enseguida invoqué una pequeña brisa que giro en torno a Flynn, rápidamente formando letras con humo de la rapidez del viento, dándole así un silencioso gracias, volando subí las escaleras y aterricé sobre la cama, estaba agotada y sin embargo, no conseguía dormir.

Son las cinco de la mañana no me puedo dormir y no tengo nadie con quien hablar, me duele la garganta, sigo tosiendo y me duele la tripa, llevo toda la noche dando vueltas en la cama, el calor me asfixia, no puedo mas tengo que volar, abro la ventana y salto, pensareis que estoy loca, a veces, cuando estoy feliz si, ahora solo vuelo, desde que descubrí mi poder, no solo controlo el aire, si no que también puedo volar es fácil, el problema es que me vean, pero necesitaba salir, a veces me ven y piensan que soy un fantasma sera por mi palidez, aunque no tiene mucho sentido un fantasma pelirrojo, bueno da igual, voy a mi lugar secreto, en la azotea de la torre de Pisa, y allí cuento estrellas, ese es mi refugio, mi lugar único y secreto. No había nadie, mejor, me tenían prohibido salir y no estaba de humor para dar explicaciones. La noche era fría, el gélido viento me envolvía completamente, incitándome a dejarme llevar, y eso hice, me tumbe como haría en el mar, boca arriba y simplemente me deje llevar por el viento mientras cerraba los ojos, y los abría para contemplar las estrellas, y así en el aire me fui adormeciendo poco a poco mientras sentía como el aire me llevaba de nuevo a mi ventana, a mi habitación, y me posaba suavemente sobre la cama, en la que yo yacía durmiendo tranquilamente, tal y como le había pedido que hiciera, el viento como una madre protectora para mí, me había acunado y mecido y con cuidado me había depositado en mi cuna despidiéndose de mi con el sonido de una nana, con un dulce soplo de viento, y dormí, dormí profundamente, como pocas veces lo había hecho.

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