lunes, 19 de agosto de 2013

=LIZ=

Después de ese día agotador fui a la habitación que me habían dejado. Me puse un pijama que me quedaba grande (era septiembre y hacía fresco) cuando me metí en la cama una voz sonó en mi cabeza.
"Liz..." 
Abrí los ojos de golpe y mi corazón se empezó a acelerar.
"Aarón"
"¿vienes?"
"Claro"
Salí de la cama sin calzarme si quiera y fui corriendo a la terraza y me paré en seco al ver la figura recortada de Aarón a la luz de la luna, sus ojos verdes lucían en la noche  desafiantes. 
-¿Qué haces aquí?  Podrían verte.
-Se pasar desapercibido,  no te preocupes, necesitaba verte.
Se fue acercando y supe que eso era muy peligroso,  Amber, Eve o Flynn podrían vernos.
-Espera...Aarón...para...
Pero era demasiado tarde,  Aarón me había atraído hacia él por la cadera y yo había rodeado su cuello con los brazos y nos fundimos en un largo beso, cuando logré separarme ya me había dejado llevar demasiado. 
-Por favor,  no lo vuelvas a hacer,  podrían habernos visto y yo no puedo contenerme, lo sabes. 
-Tienes razón,  hasta mañana. 
-¿Te vas?
-Flynn se ha despertado y está en la cocina, esta al lado de  esta terraza y nos puede ver, adiós- y así desapareció entre las sombras.
Una luz en el pasillo se encendió y yo sin saber como escaparme me tiré de la terraza pero no me hice mucho daño al caer, no estaba a tanta altura. Percibí a Aarón,  sabía que otra persona no lo lograría pero yo había conseguido saber donde estaba. Lo seguí hasta fuera de la casa y después a un callejón.  Diferencie una voz que hubiera reconocido en cualquier lugar; Colette. 
-Aarón,  querido
-Que quieres-dijo a regaña dientes.
Yo me acerqué mas hasta poder oírlos bien pero sin verlos
-Evangelyne, quiero que te ocupes de ella.
-...¿hasta que punto?
-Déjala respirar, pero con dificultad. Si te atreves a desobedecerme ya sabes lo que pasará.
Me atreví a mirar al callejón y preferí no haberlo hecho.  Colette chequeo los dedos y un niño de unos trece años apareció atado y amordazado. Vi la expresión de horror de Aarón y la de sufrimiento en la de el chico. Dejé de mirar.
-Álvaro...está bien Colette pero sabes que algún día te mataré.
-Que tierno, dos personas que se quieren y  que tienen el mismo sueño.
Supe que se refería a mi y temí que me hubiera descubierto pero no fue así. Salí corriendo de allí y volví a meterme en la cama. Esa noche no dormí nada.

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